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Per què es creen i desapareixen empreses?

Alexandre Blasi afirma que una organització ha d’innovar constantment per adaptar-se a l’entorn canviant. Sinó, córrer el risc de perdre la raó de ser de la seva existència i el cost de mantenir-se a la societat pot ser insostenible.

Article revisat del presentat amb el mateix títol en Tecnonews i publicat el desembre 2011.

Si somos capaces de contestar por qué se crea una empresa podremos contestar por qué desaparece. El tema es extensivo a cualquier concepto de organización en el sentido más amplio. El nacer y el morir forman parte del ciclo natural de vida de todo organismo. El período entre ambos varía en función de muchas circunstancias pero esencialmente de su capacidad de adaptación al entorno cambiante permanentemente y por ello depende sobre todo de los elementos que lo constituyen. En las organizaciones la calidad en el sentido más amplio de las personas que forman parte de ellas son la garantía de su creación, su adaptación al entorno, la garantía de permanencia y de su longevidad. Cuando se pierde esta calidad de las personas, cuando ellas y su organización declinan, normalmente y en consecuencia la empresa debe desaparecer. Peter Drucker nos habla del aprender a saber decir no y también a abandonar un negocio o una organización cuando ha dejado de tener una razón para existir más allá del romanticismo de su continuidad puesto que es una carga insoportable para la sociedad y que condena su supervivencia. Mantener artificialmente la continuidad es muy costoso, social y económicamente, para toda la sociedad salvo raras excepciones.

Supongo que hay muchas razones para crear una empresa y una extensa literatura que las cita. Existen casi las mismas que las para crear cualquier otro tipo de organización como establecer un hospital, una ong, un club de natación o social, una orden religiosa o un convento, un sindicato, una escuela, una mutua laboral o un equipo de futbol….pero básicamente es para cumplir una misión y de acuerdo a la visión de una o varias personas. Puede ser para ganar dinero, para ayudar a los demás, o para tener un punto de encuentro donde divertirse,…, en el fondo pueden coexistir diversas razones, algunas en base económica o sin ánimo de lucro, éticas y otras no tanto. Pero su creación y continuidad tienen un motivo y necesitan un encaje en la sociedad que les rodea.

El emprendedor de esta organización o empresa, o el equipo de personas que toman esta decisión, cuando inician esta aventura muchas veces lo hacen a su riesgo. Es un camino muy duro, tanto que no lo pueden ni imaginar. Por lo que habrán de poseer la capacidad de adaptarse ante las distintas dificultades y situaciones imprevisibles a las que deberán hacer frente. Muchas de estas empresas no sobrevivirán a su fase inicial. Pero unas pocas, quizás las mejores, quizás las que sepan aprovechar mejor las oportunidades, o las que estén en el lugar adecuado en el momento adecuado, lo conseguirán. Probablemente el emprendedor si de entrada hubiera imaginado el cumulo de dificultades a las que debería enfrentarse no habría emprendido este camino.

Sea cuales sean los motivos de su inicio, el éxito, su continuidad, crecimiento,…, dependerán de un conjunto de factores internos y externos. Los podríamos llamar “valores de las personas y de la organización”. Aquí conviene recordar que Karl Popper nos habla de que “quien tiene valores tiene problemas” dando una connotación positiva a la palabra problema. Ciertamente quien no quiera complicarse la vida lo mejor que puede ser es empleado de nivel bajo,…., delegando la responsabilidad de la empresa en otros y deberá ser coherente con los resultados que obtenga ya que difícilmente podrá acceder a unos niveles de satisfacción determinados y naturalmente discutibles en función de los gustos personales.

De entre los factores internos, uno fundamental es la cuenta de resultados. Este punto es válido para un hospital, para una administración pública, una escuela, una fábrica, una ong,…, pues debe existir un equilibrio controlado entre lo que entra en caja y lo que sale. Organizaciones importantes que en su momento han tenido grandes beneficios han cerrado por no gobernar este flujo. Pero es lo mismo para un hospital público en que el objetivo no es el beneficio económico pero sin capital no se pueden pagar salarios, medicamentos ni impuestos. Lo mismo para una ONG como Médicos sin Fronteras, aunque los médicos no cobren salarios, hay unos costes asociados a su gestión que sin recursos económicos harían inviable su objetivo. Pero lo más importante son las personas que lo componen, sus líderes, con todas sus cualidades utilizadas a fondo, el compromiso con la misión, la perseverancia, el liderazgo, la superación de dificultades, la capacidad de utilizar sus conocimientos, la mejora permanente y la innovación, la voluntad de servicio, … , el saber hacer.

Hace un tiempo apareció un artículo en La Contra de La Vanguardia que se titulaba mas o menos como “en una empresa lo que no suma resta”. El titulo y su breve contenido tienen mucho valor. Ayuda de forma clara a analizar la eficacia, no la eficiencia, con que trabajamos, como generamos valor, como competimos con otros, como gestionamos nuestro entorno y nos obliga a plantear de forma continuada nuestra forma de trabajar consiguiendo que con el mismo esfuerzo obtengamos mayores resultados en base a eliminar el desperdicio de tiempo, materiales, recursos, … Pero es que la misma expresión la podemos utilizar para las personas como “en una organización el que no suma resta” y por ello debemos aprender a tomar decisiones que contribuyan a una mejora de nuestra sociedad.

De entre los factores externos quizá el más importante es si realmente el entorno necesita aquella organización. El entorno puede o no saber que lo necesita pero si es necesario y útil conviene aprovechar la oportunidad dándolo a conocer. Algunas veces puede ser discutible si alguna cosa es imprescindible para vivir pero esto es otro debate. Es el momento adecuado, si la sociedad no percibe su necesidad la debemos generar, quien es el cliente (en el sentido más amplio),…, son muchas preguntas que se deben contestar. Luego viene el tema de si la empresa se puede hacer un hueco donde ya existen otras con factores como la percepción de su calidad, el precio, la confiabilidad,….

Las aportaciones de las organizaciones y de las empresas a la sociedad son muy importantes e imprescindibles. El debate sobre la necesidad de un sector industrial o la necesidad de un sector servicios y lo que aportan cada uno de ellos es vital. La defensa de cada sector tiene sus características peculiares pero casi todos ellos generan salarios, pagan impuestos, utilizan servicios de otras empresas, sus empleados van a hospitales o van de vacaciones,… Por ejemplo si pensamos en empresas industriales, éstas emplean personal formado en las universidades o en las escuelas de formación profesional, personal que deberá ser formado de una manera continuada, empresas de transporte, de publicidad, abogados, imprentas, compran a otras empresas, generan conocimiento que es aprovechado para crear más empresas,…, es una cadena de complicidades y beneficios sociales imprescindible para cualquier país o territorio.

El directivo, el dirigente, el empresario, el emprendedor debe ser consciente que es un generador de prosperidad y de bienestar más allá del lícito lucro o de la satisfacción personal, debe estar preparado para asumir el riesgo, aprender a abandonar el pasado de éxito para afrontar el futuro porque el entorno cambia continuamente, que debe prever los tiempos difíciles en tiempos de bonanza, que puede no tener éxito pero que deberá volver a levantarse con la lección aprendida, a sacudirse a sí mismo y su entorno de posiciones confortables para pensar en el futuro. Históricamente hay muchos ejemplos de cambios que sirven de reflexión como por ejemplo el servicio de transporte con caballos en el momento de la aparición del automóvil. El conductor de carro que se definió como tal y no aceptó que él era un servicio de transporte y que el carro no era más que una herramienta y el que no la cambió por el automóvil perdió su negocio.

Cuando el conjunto de las condiciones internas y las externas no se cumplen, o alguna de ellas, no existe ningún motivo razonable para la continuidad de la organización/empresa. Por ejemplo un hospital que no pueda pagar al equipo de personas o la compra de medicamentos, debe cerrar. Ello suele suceder cuando se ha dejado de innovar, cuando se ha dejado de lado el espíritu de la mejora continua, cuando la organización y especialmente sus líderes se han anquilosado, viven del pasado, no se han dado cuenta que su entrono ha cambiado y ellos no se han adaptado, cuando los emprendedores han dejado paso a personas más preocupadas en conservar su estatus que en mejorar, cuando toda su gestión está basada en el seguimiento de unas cifras contables, cuando olvidan o quieren olvidar el riesgo asociado, por ejemplo cuando el líder es substituido por burócratas.

Lamentablemente en general no sabemos decir que no a tiempo y en la debida forma a un negocio, a un colaborador, a una organización, a una administración. No se enseña a decir no en las escuelas ni en las de negocios. Queremos parecer buenos y actuamos erróneamente porque hacerlo tarde suele ser peor porque es cuando ya nos hemos quedado sin recursos. ¿Cuántos emprendedores, empresarios, de todo tipo de organizaciones han esperado demasiado tiempo en tomar las medidas necesarias, dolorosas pero necesarias, en la vana esperanza de que el entorno cambiaría en sentido favorable? Sin hablar de jefes de gobierno….

Hemos hablado directa o indirectamente de organizaciones pero sobretodo de personas, de valores individuales y colectivos, de cualidades y de capacidad ilimitada de trabajo rutinario y/o inteligente,… pero cuando una empresa/organización desaparece se pierde toda la cadena de valor y su aportación a la sociedad que le rodea. Por ello es importante que se creen empresas que renueven, que mantengan la continuidad de la sociedad para pagar con sus impuestos los servicios de los que nos hemos dotado: universidades, servicios de asistencia y de salud, … ya que todo ello no es gratuito

Si somos capaces de contestar por qué se crea una organización podemos contestar por qué desaparece. El nacer y el morir forman parte del ciclo natural de vida de todo organismo. El período entre ambos varía en función de muchas circunstancias pero esencialmente de su capacidad de adaptación al entorno cambiante permanentemente y por ello depende sobre todo de las personas que forman parte de ella. La calidad en el sentido más amplio de estas personas son la garantía de su creación, su adaptación al entorno son el garante de su permanencia y de su longevidad. Cuando se pierde esta calidad de las personas, cuando ellas y su organización declinan, normalmente y naturalmente la organización debe desaparecer.

Alexandre Blasi

Senior Advisor

Alexandre.Blasi@RJCE.net

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